Los gremios eran asociaciones de comerciantes y artesanos de un mismo oficio que surgieron en Europa en los siglos XI y XII y tenían por objeto controlar las actividades comerciales, los precios y la calidad de los productos, iguales condiciones para todos los talleres verificando que unos no se hicieran más ricos que otros.
Todos los maestros artesanos debían trabajar las mismas horas, desde la salida del sol hasta la puesta, las horas las señalaban las campanas de las iglesia o ayuntamientos.
En un mismo oficio, en todos los talleres se usaban las mismas herramienta para igualar las condiciones de trabajo, permitiendo también para el mismo fín, el mismo número de aprendices y oficiales.
El gremio vigilaba el producto acabado y el precio final.
Para asegurarse de que las normas se cumplían, los gremios hacían visitas a los talleres.
Todo el trabajo artesanal se hacía en talleres, situados en casa que eran a la vez tienda y vivienda del maestro.Muy poca gente sabía leer y para identificar el taller se ponía un dibujo en la fachada, relativo al producto que hacían.
Los aprendices entraban a trabajar a la temprana edad de siete años. El maestro los acogía en la familia, les enseñaba un oficio y les daba comida y alojamiento.
Cuando tenían cierta destreza, el maestro les hacía una especie de examen para subir de categoría.
Los oficiales cobraban sueldo y podría llegar a abrir su propio taller, facilitándole el gremio las herramientas y aprendices.
Los artesanos de un mismo oficio se agrupaban por calles, tomando la calle el nombre de la especialidad.
La obra maestra era el nombre que recibía la pieza artesanal que debía realizar todo oficial que quisiera acceder a la categoría de maestro.
Por ejemplo el gremio de los pañeros que se dedicaba al textil y a la droguería les pedía a sus futuros maestros artesanos que hiciesen una obra maestra textil.
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